BUENOS AYRES ISABEL DE GUEVARA Y EL HAMBRE

En el año 1534, Don Pedro de Mendoza noble español nacido en Guadix Granada firmó las capitulaciones con el Rey Carlos I, por medio de este documento el Rey lo nombraba primer Adelantado, y éste se comprometía a su vez a financiar la expedición al Río de la Plata y a entregar el 20% de las riquezas obtenidas (el quinto real) que iría destinado al Rey.

La expedición partió de San Lúcar de Barrameda con 13 navíos y 1500 hombres y no mas de 20 mujeres, Isabel de Guevara era una de ellas, el 3 de febrero de 1536 arribaron al estuario del Río de la Plata fundando un poblado en la margen occidental al que bautizaron Nuestra Señora del Buen Ayre.

La fauna era muy pobre, pequeños roedores y algunos venados, poco sustento para tantos hombres, hay una una tradición que nos precede habían olvidado traer anzuelos y redes, así que ya desde un primer momento acá no se comió pescado ni por puta, al principio los indios querandíes los proveyeron de alimentos, pero como a estos no les gustó el trato y parece ser que algún español se propaso con una indígena las relaciones se malograron, las tribus de esta región no eran mansitas (los charrúas ya se habían almorzado a Juan Díaz de Solís en la margen oriental de río unos años atrás), como era poca la pólvora sólo se podía cazar con ballesta, encima fueron tan pelotudos que gran parte del ganado vacuno y caballar que llevaban se les escapó, sin saberlo este sería el origen de la futura riqueza de las pampas ya que se reprodujeron en forma asombrosa.

Al poco tiempo comenzó el hambre en ese pequeño poblado compuesto de pobres ranchos, cinco iglesias y una empalizada de barro, primero se disminuyeron las raciones de harina, luego de unos meses comenzaron las hostilidades por parte de los indígenas y los primeros casos de locura por el hambre, la obsesión por llevarse algo caliente al estómago era una constante.

Las crónicas casi no mencionan el nombre de las mujeres que componían la expedición, solo nos ha llegado una carta de una de las sobrevivientes, Doña Isabel de Guevara, una vez mas ellas demostrarían el temple característico de su género ya que si no hubiera sido por estas mujeres que se alimentaban con lo mínimo todos hubieras perecido.



Hay una carta fechada el 2 de julio de 1556, veinte años después del desastre de la expedición, donde Isabel de Guevara desde Asunción relata la calamitosa situación de los 1.500 expedicionarios, allí consta que "(...) fué tamaña la hambre, que a cabo de tres meses murieron los mil. Esta hambre fué tamaña, que ni la de Jerusalén se le puede igualar ni con otra ninguna se puede comparar. Vinieron los hombres en tanta flaqueza que todos los trabajos cargaban de las pobres mujeres, ansí en lavarles las ropas como en curarles, hacerles de comer lo poco que tenían, a limpiarlos, hacer centinela, rondar los fuegos, armar las ballestas y cuando algunas veces los indios les venían a dar guerra -hasta acometer a poner fuego en los versos y a levantar los soldados, los que estaban para ello, dar alarma por el campo a voces, sargenteando y poniendo en orden los soldados. Porque en este tiempo -como las mujeres nos sustentamos con poca comida-, no habíamos caído en tanta flaqueza como los hombres.(...)

Como bien sabemos fue tanta la necesidad de sustento que incluso se recurrió a cualquier cosa para comer, hirviendo el cuero de sus propias botas comiendo ratas e incluso sus compañeros muertos.

Esas costumbres perduran, yo tenía un compañero en la Facultad que cada tanto se comía a un hombre*.

Todo servía, nada se desechaba, era tal el hambre que inclusive algunos enloquecieron y se perdieron en la inmensidad de la llanura para no volver mas.

Pedro de Mendoza que padecía de sífilis intentó retornar a España pero murió en el viaje de vuelta, le sucedió Irala que ordenó al poco tiempo el abandono de Buenos Ayres y el repliegue hacia Asunción poblado fundado por los mismos expedicionarios donde abundaba el alimento y los guaraníes eran mucho mas amistosos.

El viaje fue penoso dado el estado calamitoso en que se encontraban los sobrevivientes, de no haber sido por las mujeres que prácticamente dirigieron esa retirada todos hubieran perecido, ya que ellas fueron las que se encargaron de la navegación por el Paraná como relatara Isabel de Guevara: "(...) porque todos los servicios del navío los tomaban ellas tan a pecho que se tenía por afrentada la que menos hacía que otra, sirviendo de marear la vela y gobernar el navío y sondar de proa y tomar el remo al soldado que no podía bogar y esgotar el navío (...)"

Finalmente llegaron a Asunción ciudad desde donde mas adelante en 1580 una expedición compuesta por mestizos o como se los denominaba en esa época "mancebos de la tierra" fundaría definitivamente Buenos Aires.

De Isabel de Guevara no se sabe que fue de su vida, quedó eso si un testimonio irrecusable de la actuación anónima de las primeras mujeres que en ocasiones como ha quedado registrado supero al hombre sea esto o no del gusto de algunos historiadores.

*Comerse un hombre: Tener acceso carnal con un hombre.