EL HANAMI Y EL SAKURA.

Sakura: en japonés es el nombre que le dan a la flor del cerezo.

Hace mas de mil años que los japoneses exaltan la belleza y promueven la contemplación del sakura. Es tan importante y emblemática esta flor que es parte de la historia y de la cultura del Japón. El sakura va desde el blanco casi puro hasta el rosado e incluso el carmesí, con sutiles tonos intermedios.

Su forma y su color han simbolizado por siglos la pureza y la sencillez por excelencia.

Las montañas de Yoshino lugar donde unos pocos días en el año acuden miles de visitantes, es un lugar mágico ya que en sus laderas se encuentran reunidos mas de cien mil ejemplares de árboles de cerezo, ahi se encuentra Hitome Senbon (“la mirada de los mil cerezos”) en la que, hasta donde se pierde la vista, toda la ladera de la montaña exhibe flores blancas, semejándose a un bosque nevado.

Una característica del sakura es que las flores duran pocos días, tan solo dos a tres días y a veces menos desde que florece hasta que caen. Cuando los pétalos se desprenden por millares de las ramas, se crea la ilusión como si nevara, ya que cae nieve rosada. Ese es el Hanami el ritual de la contemplación del momento en que las flores del cerezo se desprende y caen casi en forma airosa al suelo. Los japoneses dan a éste fenómeno, que reviste el suelo en un hermoso manto rosado de frágiles pétalos, el nombre de sakura fubuki (“nevada de flores de cerezo”). Pocas escenas de la naturaleza son capaces de dar tanta serenidad y poesía.

El sakura representa "la belleza y efímera que es la vida" que dentro de las tradiciones japonesas (muy relacionadas al budismo) tiene una gran importancia simbólica. La flor de cerezo, solo permanece durante 7 a 10 días, después de lo cual caen y ya no florecerán hasta el siguiente año.



(La foto no es precisamente de una flor de cerezo pero si de una flor de mujer)

El Hanami
La costumbre del Hanami; (“observación de flores”) se remonta a la antigüedad, cuando los señores feudales y huéspedes recitaban bajo los árboles haiku que hablaban sobre la belleza del sakura, posteriormente a partir del Siglo XVII también la gente del pueblo adoptó esta milernaria costumbre.

El sakura está encarnado tanto en la prosa, la poesía, la pintura, el teatro y la música.

Hasta los samuráis hicieron suyo el Sakura. Estos guerreros estaban dedicados por entero a sus amos, y se esperaba que, de ser preciso, dieran su vida en el acto. Para ellos, las flores del cerezo eran un emblema de la brevedad de la vida, la belleza efímera de la vida. Esto guarda relación con parte del código samurai en Japón. Es más, el emblema de los guerreros samurai era la flor del cerezo.

La aspiración de un samurai era morir en su momento de máximo esplendor, en la batalla, y no envejecer y "marchitarse", como tampoco se marchita la flor del cerezo en el árbol.

Hay dos variedades del sakura, una blanca y otra en un tono rosa pálido.

Hay una leyenda que dice que antes las flores del cerezo eran sólo de color blanco, pero como durante la Era Meijí, en Japón, era normal que en casos de guerra se fuera a buscar a los samuráis sin importar la edad de los mismos, ya que ellos servían de por vida, y era costumbre que la mujer del samurai durante el tiempo que este estuviera en batalla no podía ver a hombre alguno salvo familiar, bajo pena de muerte, jamás se cumplió esta pena dado que no solo fue observada unánimemente sino que cuando se anoticiaban de la muerte de su marido estas cometian sepuku o harakiri.

El ritual del sepuku lo efectuaban frente a un árbol de flor de cerezo que con la sangre que absorbía se fue tornando rosada.

Durante la Segunda Guerra Mundial los heroicos pilotos japoneses pintaron Sakuras en los aviones al saber que iban en una misión suicida; ya que el sakura simbolizaba la idea que el alma de los guerreros caídos reencarnaban en los cerezos.

El sakura es por excelencia un ejemplo de los que siguen un Do (camino), porque carece de un fin utilitario; la flor del cerezo no produce fruto y no da más que su belleza.

Y sostienen deben ser todas las actividades humanas, desinteresadas y bellas.

Como decían los versos que un Kamikaze enviara a sus padres antes de sacrificarse:

0000000000Que pudiéramos morir
0000000000como en primavera
0000000000las flores del cerezo
0000000000puras y brillantes.

00000000000000000Yamaguchi Teruo
0000000000000(Kamikaze sacrificado en Filipinas)

(Dedicado a Mora la gueisha del sur que en su casa tiene dos arboles de cerezo)

(Este blog le agradece a Malena por existir)